Pocas actividades económicas de la actualidad mantienen en su campo laboral una dinámica tan frenética como la informática: Crecimiento continuo de la demanda laboral, necesidad permanente de capacitación, modificación de las competencias, mundialización  y precarización, son algunas de las variantes que van delineando el paisaje de su mercado laboral.

La realidad indica que quien decide dedicarse a la actividad informática de modo profesional (al menos en nuestro país) no cuenta con un plan de carrera definido y debe enfrentarse a un mercado laboral tremendamente desregulado (sobre todo, en su perjuicio). Pero incluso antes de estos inconvenientes propios de quien se encuentra inserto, o en vías de inserción, se presenten, incluso desde la etapa de formación tampoco se vislumbra con claridad qué competencias específicas proveen los distintos regímenes formativos y cuál es la relación de estos con el futuro trabajo a desarrollar, es decir, con las necesidades de quienes emplean.
Pero ocurre que la demanda de trabajo informático o de competencias informáticas, es algo cada vez más transversal a todas las actividades económicas y no solo exclusiva de la industria IT. Esto hace que la demanda y la diversidad de competencias requeridas se amplíe exponencialmente. Por esto se vuelve imprescindible tener en claro las necesidades específicas en cuanto a competencias laborales que cada industria requiere con el fin de adaptar la formación y vincular de modo eficaz a quienes posean estas habilidades requeridas con el puesto adecuado.

Desde el punto de vista de quienes trabajan, es necesario mucho más que una bolsa de trabajo, sino más bien concebir desde la formación misma el perfil que ésta debe seguir para insertarse del mejor modo posible en el trabajo, desarrollar una carrera profesional integral que garantice una calidad de vida elevada, donde lo que prime sea su bienestar. Por esta razón la articulación con las instituciones educativas (universidades públicas y privadas, centros de formación profesional, institutos terciarios, etcétera) es un paso fundamental para la mejora general de la empleabilidad en el campo informático.

En este contexto y teniendo en cuenta la función no sólo gremial, sino también social y estructural que compete a la organización sindical en el marco de una sociedad moderna, AGC, el sindicato de los trabajadores informáticos, mantiene como una de sus preocupaciones centrales el abordaje de la empleabilidad en todas sus dimensiones. Para ello impulsa un proyecto que busca establecer un puente entre los empleadores y los trabajadores, identificando las necesidades de ambos y brindando soluciones para la empleabilidad.

La dinámica de los requerimientos en el sector informático permitirá, mediante un desarrollo evolutivo de las soluciones tecnológicas, actualizar tanto los planes de formación a futuro, así como una mejor definición de los roles ocupacionales, las categorías y los planes de carrera del Convenio Colectivo de Trabajo, favoreciendo un ordenamiento claro en los planes de actualización tecnológica y formación profesional avanzada que requiere la industria informática, en continuo crecimiento y adaptación, al igual que cualquier actividad que transita procesos de digitalización e incorporación de tecnología.

De lo que se trata, en el fondo, es de lograr el objetivo primordial de organizar la industria y otorgarle previsibilidad para de esa forma garantizar el beneficio de todos los actores que la componen y, por sobre todas las cosas, de la comunidad en la que se desarrolla.