Alan Turing nació en 1912 en Londres y, desde temprana edad, mostró una aptitud sobresaliente para las matemáticas. Su trabajo en criptografía durante la Segunda Guerra Mundial fue crucial para la victoria de los Aliados. Turing diseñó y construyó una máquina que podía decodificar mensajes encriptados de la Alemania Nazi, conocida como la "máquina Enigma". Este hito marcó un momento histórico  en el desarrollo de la informática moderna y, gracias a él, tuvimos una base sólida para desarrollar las tecnologías que hoy en día utilizamos a diario.

Sin embargo, a pesar de sus contribuciones al mundo de la tecnología, Turing fue perseguido por ser su orientación homosexual. En 1952, fue acusado de ser gay, lo que en ese momento era un delito penal en el Reino Unido. Turing fue sentenciado a la castración química y se le prohibió trabajar en su campo de estudio, lo que lo relegó a trabajos que no estaban a la altura de su experiencia y talento.

En 1954, Turing se suicidó, dejando atrás un legado de vanguardia en la criptografía y la informática. Su muerte es un recordatorio de cómo la opresión continúa siendo un obstáculo para muchas personas LGBT+ en el mundo de la tecnología y en la sociedad en general. La vida de Turing muestra la importancia de garantizar que todos los individuos tengan igualdad de derechos y oportunidades, independientemente de su orientación sexual.

Turing no sólo fue un genio en el campo de la informática, sino que también fue una víctima de la intolerancia y del odio hacia la comunidad LGBT+. En su memoria, debemos trabajar para crear un mundo más inclusivo, justo e igualitario para personas de todas las orientaciones sexuales y géneros, donde el talento y el trabajo sean reconocidos sin importar nuestra identidad.